El Camino de Santiago y el juego de la Oca:
El Camino de Santiago es un camino
interior lleno de símbolos y de magia que independientemente de las creencias
religiosas personales cada uno siente de una forma personal e intransferible.
El Camino no es sólo geográfico, sino
que es un recorrido espiritual, místico, iniciático, cultural, es un camino
para transitar, es un reencuentro con uno mismo a través del camino.
El momento histórico en que se
comienza con el mito del Camino, con la tumba de Santiago???, (no se ha podido
precisar), no importa quien esté enterrado sino el enclave. El lugar tiene un
gran poder de atracción y fuera de creencias religiosas, la mayoría de las
personas que han hecho el Camino han repetido, una, dos…, o si no tienen
pensado repetirlo.
Muchos hablan de una fuerza telúrica
que te va llevando siempre hacia el oeste, hacia occidente, es un camino
anterior al cristianismo. Se han encontrado a lo largo del Camino de Santiago
cementerios, poblados, que podría datar del neolítico con restos de personas,
enseres que indicarían que ese Camino se hacía antes del descubrimiento de la
tumba de…???
Al Camino de Santiago se le relaciona
con el juego de la “Oca” un viaje en espiral como la “Via Lactea” reflejada en
el cielo por eso le llaman el “Camino de las Estrellas”, que lleva a occidente
al fin de la tierra (Finis Terre) y el principio de cielo más allá del mar.
La espiral del juego de la Oca es un
peregrinaje igual que el propio Camino y ambos dan una especie de sabiduría.
En la mayoría de los templos del
camino de Santiago se pueden ver cantidad de marcas de los canteros, y en algunos
se resaltan más las marcas “patas de oca” que nos lleva a los maestros
constructores y porque no a la orden del Temple.
Uno de los códices calixtinos sirvió
para explicar que ese camino era transitable, que no se corría peligro por la
existencia de los caballeros templarios. Esto se podría considerar un hecho
fundamental para entender ciertos enclaves históricos y ciertos símbolos exotéricos
como las famosas “patas de oca”. Los templarios pusieron en distintos enclaves
del camino símbolos de reconocimiento, levantaron monasterios, ermitas,
castillos, encomiendas, vírgenes negras y otros como la reiteración del número
9 “…que es el de la percepción, es el alfa y omega, el de la resurrección, es
una clave..” o el número 63 (las casillas del juego 6 + 3 = 9), que representan
los 9 ciclos en la vida de una persona de 7 años cada uno, etc.. Como dato
comentar que la catedral de Santiago tiene 63 vidrieras y 63 columnas, 9
bóvedas, 9 coros y 9 torres. En el pórtico de la Gloria se representa a Jesús
rodeado de los cuatro evangelistas, san Juan aparece con una oca en la mano. La
oca es un animal de profundo simbolismo, es volador, es terrestre y es
acuático, domina los tres elementos. Nueve fueron también los fundadores de la
orden del Temple. Las casillas de las ocas están distribuidas cada 5 y 4
casillas,
El Juego de la Oca no es un simple
juego. Bajo su aspecto infantil y sencilla apariencia esconde multitud de
símbolos y misterios que nos acercaran a épocas donde lo terrenal y tangible se
unía con lo místico. Pero no creáis que el Juego de la Oca ha perdido su
significado. Todo lo contrario, cada peregrino que sale a caminar juega una
emocionante partida.
La creación del juego se le atribuye a
Los Caballeros Templarios, aunque existe una hipótesis que asegura que el Juego
de la Oca fue inventado por el ejército griego durante el asedio de Troya
basándose en el “Disco de Phaistos”.
Los Templarios fueron fundados con el
fin defender y proteger a todo peregrino que se desplazase a los lugares Santos
como lo eran (y lo son) Roma, Jerusalén y Santiago de Compostela, siendo en la
peregrinación hacia la tumba del Apóstol donde realmente se hicieron fuertes y
poderosos. Hasta tal punto llegaron sus riquezas e influencia sobre el pueblo
cristiano y no cristiano que el Papa Clemente V cedió a las presiones del Rey
Felipe IV de Francia y ordenó su disolución en 1312, encabezando una auténtica
cacería contra todo hombre que perteneciese a la Orden.
El Juego de la Oca es en realidad un
mapa del Camino Francés que entra por Somport. Si uno extendiese las 63
casillas del Juego de la Oca a lo largo del Camino veríamos que la equivalencia
existente es asombrosa, pudiendo identificar claramente puntos emblemáticos del
Camino de Santiago.. Concretamente si se traza una línea recta desde Somport y
otra desde Roncesvalles y las hacemos converger donde se unen el “Camino
Francés” y el “Camino Aragonés” concretamente Puente la Reina (Gares) y la
prolongamos hasta Santiago de Compostela, se representaría la pata de una oca.
Lugares que se pueden relacionar con
el juego de la oca:
· Puente la Reina en Jaca (primer puente)
· Puente la Reina en Navarra (casilla oca)
· Estella (segundo puente)
· Hospital de San Marcos en León (la cárcel)
· O’Cebreiro (casilla oca)
· Santiago (casilla de la muerte)
· Finisterre (La Gran Oca final)
En el tablero también hay casillas
simbólicas. La posada representa a los albergues que ya en esa época existían;
los dados representan el azar y los adelantos y atrasos que provoca; el pozo
son las depresiones y días malos que aparecen durante el trayecto; y por
último, el laberinto representa las pérdidas físicas.
La mayoría de la población de la época
era analfabeta y no sabían leer ni escribir. Así pues, la única forma que
encontraron de transmitir esa información y facilitar la compresión de la
misma, fue crear un tablero repleto de figuras distribuidas de una forma
numérica muy simbólica que permitiese a las personas recordarlo y reproducirlo
fácilmente, haciendo coincidir los lugares donde la Orden estaba establecida y
los puntos clave del Camino.
Sí, la oca era considerada por los
antiguos símbolo de la sabiduría y el animal encargado de trasladar el alma al
más allá, al tratarse de un ave migratoria que viajaba de este a oeste
siguiendo la vía láctea, hacia “la tierra de los muertos” y el Finis Terrae.
Además la oca estaba muy presente en la vida cotidiana, ya que eran utilizadas
como vigilantes al tratarse de animales muy territoriales y escandalosos. De
hecho hoy en día la oca sigue estando muy presente a lo largo del Camino y fuera
de él.
Seguro que os suenan lugares como
Villafranca Montes de Oca, El Ganso, Castrojeriz (ciudad de Ocas), Manjarín
(Hombre de ocas), Ocón, Puerto de Oca o en el Río Arga. Además fuera del
contexto del Camino y como curiosidad, en el claustro de la Catedral de Santa
Eulalia de Barcelona campan a sus anchas 13 ocas blancas.
La iglesia lo atribuye a los 13
martirios que sufrió Santa Eulalia, pero no deja de sorprender que sean 13 las
casillas oca que hay en el juego, y aún más cuando descubres que el nº 13 del
Tarot es la muerte (siempre entendida como cambio o transformación), y es que
la numerología en el Juego de la Oca es muy importante.
Los maestros constructores, fueron
pieza clave en el Camino que conocemos hoy en día. Para los aprendices de
Maestros Constructores el Camino de Santiago era un camino iniciático que
debían recorrer durante 10 años a modo de escuela, para una vez en Santiago
(casilla nº 58, casilla de la muerte) esculpir un sepulcro en el cual debían
pasar una noche para a la mañana siguiente renacer, tallar su nombre en el
granito y continuar como una persona nueva hacia el más allá, hacia la última
Gran Oca, hacia Finisterre (casilla nº 63), el final del Camino. Por cierto, su
símbolo por excelencia y medida estándar en sus construcciones era la pata de
oca.
El final del Camino no es Santiago.
Como camino iniciático la finalidad del Camino y del juego es trascender de la
muerte simbólica (casilla nº 58 (5+8=13 la muerte) e ir más allá y más arriba
(Ultreia et Suseia), es decir renacer como un individuo mejor que el que
comenzó ese camino y así alcanzar un estado de consciencia y sabiduría mayor,
como si de una transformación alquímica se tratase, porque si no fuese así y el
final fuera la muerte, fuera esa casilla 58, habríamos fracasado y deberíamos
volver a empezar, ¿porque no Finisterre?, ¡¡¡Buen camino!!!
Todo esto es interpretable,
pero quien no ha tenido al menos una vez en su vida el juego de la
oca en sus manos, donde los puentes nos ayudan a cruzar la corriente y no ser
arrastrados por ella, luego los dados nos van llevando de casilla en casilla y
ocasiones guiados por las blancas ocas hasta la meta, pero siempre, eso sí
evitando caer en el pozo, la cárcel o la muerte, y no viéndonos obligados de
esa manera a volver a empezar de nuevo. Esto se podría equiparar con la propia
vida. Un conjunto de misterios y hallazgos, crisis y recuperaciones, miedos y
alegrías, en definitiva, un conjunto de pruebas que uno tiene que superar o
encontrar el modo de hacerlo, a veces ayudado por un golpe de suerte, a veces
empujados por fuertes convicciones, y otras guiados por personas que nos
acompañan en el camino, para después despertar cada día tratando de ser un
poquito mejor.
El deseo de ser peregrino está
profundamente arraigado en la naturaleza humana. La peregrinación es una
marcha tanto mística como física para alcanzar una meta relacionada con el
conocimiento de un dios, de uno mismo y de las demás cosas, después de superar
las pruebas iniciáticas que se le presenten en el Camino al que lo realiza. La
peregrinación conlleva esfuerzo, fatiga, penalidades y peligros, pero permite
vivir una aventura existencial de iniciación, un viaje de superación del propio
yo, en la búsqueda de la participación de lo divino.
En ocasiones se han considerado las
peregrinaciones iniciáticas como una especie de juego de la oca para alcanzar la
perfección o santidad. La cárcel, el laberinto, la posada, el pozo o la amenaza
de la muerte son en el juego los obstáculos que el destino -los dados- pone en
el camino, y los puentes, las ocas y el azar son las ayudas para alcanzar
el objetivo deseado, la meta que proporciona la victoria.
Algunos han querido ver en este juego
una metáfora del carácter iniciático del Camino de Santiago, en el que hay
obstáculos que dificultan la llegada del peregrino a su destino, como las
propias de la naturaleza, la enfermedad, la amenaza de muerte o la cárcel de
las tentaciones, pero en el que también hay puentes para salvar los mares o los
ríos y posadas para descansar.
Las culturas celtas relacionan la pata
de la oca con la marca del tridente de Poseidón, por la huella que deja al
caminar; por su parte, el Códice Calixtino, considera el bordón “como un
tercer pie para sostenerse” y simboliza “la fe en la Santísima Trinidad
[…]". Es la defensa del hombre contra los lobos y los perros […]. Por el
perro y el lobo se designa al diablo tentador del género humano”.
El juego representa el Camino de
Santiago como un viaje de ida y vuelta y cada casilla simboliza una población o
el final o inicio de una etapa. Las 32 casillas iniciales se refieren al
viaje de ida, que supone la llegada a una oca, y las 31 siguientes el de
vuelta. En la casilla 63, la meta, aparece también una oca en el jardín que
podía considerarse como el alcance de la perfección y del conocimiento. El
tablero es una proyección invertida del disco de Phaistos, Creta.
La posada muestra la hospitalidad con
los peregrinos, pero supone una pérdida de turno porque todo reposo, aunque sea
necesario, retrasa la llegada a la meta.
El pozo simboliza el pecado, pero
también el perdón, ya que se puede salir de él, lo mismo que la calavera
simboliza la muerte, pero también la resurrección.
Por el laberinto se
representan las encrucijadas del Camino, que pueden conducirnos por un sendero
equivocado; para evitar perderse y como medida de protección para los peregrinos
se colocaron en las encrucijadas los cruceiros, ya que según Castelao,
“las encrucijadas, especialmente las de tres caminos, siguen siendo para
nuestros aldeanos lugares de peligro donde rondan las almas ruines […]. Por eso
en las crónicas de esta romería abundan las referencias de cruces de piedra bordeando
la ruta, tanto para cristianizarla como para marcarla […]. En ningún otro vial
de peregrinación serían tan necesarias las indicaciones como en Galicia, por lo
que resulta correcto creer que la cruz de los peregrinos tomó vida en el Camino
Francés [y en las demás rutas jacobeas] y que este nuevo objeto de la cruz monumental
engendró el calvario y el cruceiro”. La cárcel significa la pena por
caer en las tentaciones y supone también un retraso en el viaje; en los
milagros recogidos en el Códice Calixtino puede verse a Santiago como
libertador de peregrinos que se encontraban en distintas prisiones.
Por último, la llegada a la casilla
final, al jardín de la oca, significa el triunfo en el juego, como la
finalización del Camino de Santiago significa que el peregrino ha superado las
pruebas y está preparado para empezar una nueva vida. Estas pruebas iniciáticas
de la peregrinación hacen que el que las realiza tenga que superarlas para
poder deshacerse del hombre viejo, para que pueda nacer el hombre nuevo,
curtido por la experiencia que supuso el viaje iniciático. Para los amantes de
lo esotérico y del hermetismo la ermita navarra de Nuestra Señora de Eunate
sería el prototipo de templo iniciático propio de la Orden del Temple.
Se trata de un edificio de planta
octogonal irregular que está rodeado por una bella galería porticada que sigue
igualmente esa misma traza octogonal. El conjunto está enclavado en un lugar en
el que según las personas sensibles confluyen unas intensas corrientes
telúricas que hacen que en el templo se pueda disfrutar de una especial
sensación de paz interior que facilita el proceso de elevación del hombre hacia
el Supremo.
De acuerdo con estas creencias, en
Eunate, a las potentes manifestaciones de las energías telúricas del subsuelo
se unirían los efectos propios de los poderes taumatúrgicos del edificio. Todo
ello habría facilitado que en este bello santuario navarro hubiese latido, en
los tiempos de la hipotética encomienda del Temple, una potente vida mistérica.
Se cree que las personas que fundaron la cofradía de Eunate alzaron un edificio
de planta octogonal en un lugar en el que confluían potentes energías de la
tierra, buscando con todo ello facilitar el proceso de ascensión del alma de
los fallecidos.
En ese sentido, cabe mencionar que Onate,
denominación histórica del lugar, querría decir en la lengua vasca algo así
como ‘la buena puerta’ (ona ate).
Posiblemente los primeros cofrades
fueron conscientes de que el santuario, por sus cualidades arquitectónicas y su
potente entorno, constituía una puerta buena que facilitaba el acceso a las
regiones celestes. La denominación de Eunate con que actualmente conocemos el
lugar -que significaría ‘las cien puertas’- es una denominación de origen
erudito y moderno. Solamente a partir de 1887 comienza a figurar en los libros
parroquiales esa nueva denominación. [JS].
NOTA: Parte del
texto recopilado de Wikipedia, y diversos autores como Isaac Martínez...
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